La policía
Para la mayoría de los residentes, los policías son eficientes luchadores contra el crimen y protectores de la gente. Son llamados “omawari-san” con un grado de respeto y afecto. El término transmite la imagen de alguien amable pero fuerte, como un hermano mayor o un tío.
La fórmula de la eficiencia de la aplicación de la ley japonesa está en el «koban», o «cabina de policía». Hay más de 1000 estaciones de policía, y 6000 koban y un número igual de puestos rurales más pequeños, cubriendo todos los rincones del país. Cerca de la mitad de los policías de la nación están asignados a uno.
El koban pone a la policía al alcance de la mano en una crisis. Una policía dice: «marcar el 911 parece fácil, pero a veces las víctimas tienen demasiado miedo para llamar desde casa, o tal vez no están seguras de si su problema es realmente una emergencia. Entonces, vienen al koban«.
Si alguien trae algo extraviado a la policía, se registra en un archivo y se envía a la sede central, y se realiza un seguimiento hasta que sea devuelto, por más insignificante que sea.
No es de extrañar que la policía sea constantemente calificada como una de las instituciones más confiables de Japón.
Cada oficial lleva un revólver calibre .38, pero gracias a las estrictas leyes sobre armas, las armas de fuego generalmente permanecen enfundadas. En lugar de fuerza letal, los oficiales entrenan intensamente en habilidades de autodefensa para inmovilizar a los delincuentes, llamado «Taiho jutsu», el arte de arrestar. El oficial dice: «Es un conjunto de técnicas para mantenernos seguros a nosotros mismos y a los demás. Pienso en ello como un arte marcial para la policía. Nuestro trabajo es proteger no solo a las víctimas del delito, sino también a los sospechosos del delito».
En 2020, gente que encontró cosas extraviadas entregó casi 30 millones de dólares a la policía de Tokio. Y el año pasado, por sexto año consecutivo, Japón tuvo el crimen más bajo desde la Segunda Guerra Mundial, consolidando su reputación como «una bendición para los policías».
Un ejemplo: me pasó ayer mientras iba camino a la tienda. Hay que cruzar la calle principal por la que circulan autos en ambas direcciones y no hay semáforo. Generalmente es posible atravesar la calle sin complicaciones, pero en algunos momentos cruzar la calle requiere tiempo.
Llegué a la calle principal y había muchos autos circulando en ambas direcciones y esperaba un vacío para colarme hacia el otro lado, pero el flujo era constante. Mientras estaba esperando, miré como se acercaba en mi dirección un patrullero. Al ver mi situación, disminuyó la velocidad y se paró junto a mí y encendió las luces para alertar a los autos que venían en dirección contraria.
Como si fuera magia, los autos se detuvieron instantáneamente en el otro lado. Hice una venia para dar las gracias a ambos conductores y crucé la calle.
Nadie pitó la bocina, nadie dijo una palabra, todo sucedió en algunos segundos. Con un acto tan pequeño mi admiración por la policía aumentó todavía más.
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Fuente: «Walking the beat in Japan, a «heaven for cops». cbsnews.com. 6 de junio de 2020. Web. 31 de octubre de 2022.